Simposio 14: Suelos y Arqueología: cómo la formación de suelos nos ayuda a comprender sitios arqueológicos y ambientes pasados

Coordinadores: Paula Ugalde & Luca Sitzia.

Histórica y globalmente la arqueología se ha valido de metodologías y herramientas prestadas desde la geología para comprender temporalidad, espacialidad y contextos arqueológicos a diferentes escalas. Más popularmente enseñada en escuelas de pregrado alrededor del mundo y en Chile, es la estratigrafía y en menor medida la sedimentología, dado su valor como una herramienta para discernir con mayor o menor claridad, conjuntos arqueológicos que han sido depositados en distintos momentos y épocas. Bien conocido es el hecho que, en general, lo que está más abajo es más antiguo y que las capas se van formando de esa manera, una encima de otra. Mucho menos conocido y practicado es el conocimiento sobre formación de suelos, que original y tradicionalmente han sido más estudiados en escuelas de agronomía y agricultura por su importancia en el cultivo de plantas alimenticias. Los suelos corresponden a sedimentos que han sido afectados por factores atmosféricos y bióticos, vale decir: sedimentos que están expuestos y no sepultados muy profundamente. Por tanto, los suelos al contrario de nuestra típica concepción arqueológica de formación de sitios, se constituyen desde arriba hacia abajo. Esta característica de los suelos implica roles en: obliterar marcadores estratigráficos, mover artefactos y modificar rasgos, responder a cambios ambientales locales y regionales, reflejar la presencia e intensidad de plantas y animales en el área, mostrar periodos de estabilidad en las superficies y brindar la oportunidad, a través de acumulación de materia orgánica, de fechar con radiocarbono eventos específicos en la historia ambiental de una localidad y región. Un caso emblemático de un suelo que es marcador diagnóstico de un evento ambiental y que aparece en una multitud de sitios, es el famoso “blackmat” definido por T. Vance Haynes en yacimientos Clovis del suroeste de Estados Unidos. En otras instancias son suelos antrópicos que son marcadores diagnósticos y culturales importantes, como en el caso de las terras pretas en la Amazonía. El conocimiento y el manejo de los suelos por las sociedades del pasado es ampliamente documentado y en este sentido los estudios de formación de suelos antropogénicos constituyen un valioso aporte a la comprensión de la compleja trama de relaciones entre seres humanos y su medio ambiente.

En este simposio, nos centraremos en estas modificaciones de arriba hacia abajo que los suelos producen: aquellas que remueven y mezclan contextos, aquellas que nos permiten mejorar nuestra comprensión de los cambios climáticos en el pasado y aquellas que nos permiten ampliar nuestros conocimientos sobre las sociedades del pasado. El simposio también tiene el objetivo de mostrar una variedad de contextos, desde desérticos templados hasta bosques de lluvia, para poner al descubierto las grandes diferencias que existen entre suelos con intensas modificaciones a causa de agentes bióticos y aquellos de zonas áridas donde la formación de sales es uno de los factores más perturbadores de contextos. Los resúmenes que serán aceptados no tienen que necesariamente tratar sobre sitios o ambientes chilenos o latinoamericanos, ni tampoco se restringirán a un periodo crono-cultural específico, pero todos los trabajos deberán tener una reflexión final que sea aplicable metodológica o teóricamente a contextos arqueológicos generales. Se aceptarán también trabajos que aporten reflexiones sobre metodología y experiencias de enseñanza de las ciencias del suelo a estudiantes de arqueología

Presentaciones: